Acariciando nuestras lenguas en silencio
nos sorprendío el claro rocío,
y antes de apartar mi alma
guardo uno a uno los pétalos
que de tus pupilas han caído.
Ahogada por el sudor de aquella
desperdigada flor
despierto,
y entre mar y desierto
guardo los pedazos
de cada uno de mis sueños.
nos sorprendío el claro rocío,
y antes de apartar mi alma
guardo uno a uno los pétalos
que de tus pupilas han caído.
Ahogada por el sudor de aquella
desperdigada flor
despierto,
y entre mar y desierto
guardo los pedazos
de cada uno de mis sueños.
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